CIUDAD DE MÉXICO, México, jul. 07, 2010.- Nada más coherente con la posmodernidad que centrar la mirada en un pulpo de acuario que adivina, cual pitoniza, los resultados en los que se ve involucrado el equipo Alemán, les guste o no a sus connacionales.
Hoy, Paul -el nombre del molusco- es el animal más famoso del orbe, la atracción súbita del Mundial y, sin duda, la envidia de varias casas de apuesta, ya que desde hace poco más de dos años, sólo ha errado en dos ocasiones en sus "predicciones" sobre los resultados de Alemania.
Hoy, Paul -el nombre del molusco- es el animal más famoso del orbe, la atracción súbita del Mundial y, sin duda, la envidia de varias casas de apuesta, ya que desde hace poco más de dos años, sólo ha errado en dos ocasiones en sus "predicciones" sobre los resultados de Alemania.
Ayer, decidió comer el mejillón depositado en la casilla marcada con la bandera española, lo que vaticinaba la tragedia teutona finiquitada hace unas horas.
De inmediato, redes sociales como Twitter y Facebook detonaron la fama de este "molusco cefalópodo" y comenzaron a fluir, como ya es costumbre, regionalizaciones de sus imágenes gracias a los trucos tecnológicos de los que disponen los profesionales del ocio para adaptar cualquier fotografía a su contexto.
Sin duda, Paul nos enseña la avidez de escape que la sociedad actual se urge a si misma, y a la vez, de que este no recaiga en un hombre o una mujer, para tener la posibilidad de reafirmar el absurdo de manera absoluta: "Hagámosle caso al pulpo, el lo sabe todo"
... ojalá fuera tan sencillo delegar el oráculo de Delfos de la modernidad a un pulpo, de momento, nos divertimos todos -menos los alemanes-. Paradójico.
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