No habrá mucho consuelo después de la derrota que significó la eliminación de Estados Unidos en la Copa Mundial, pero el equipo logró el sábado algo admirable desde Sudáfrica: Un buen número de aficionados en Estados Unidos se organizaron para ver el partido.
Estados Unidos podrá no ser conocido como un semillero "del otro" fútbol. Esa percepción, al menos por una tarde, cambió.
Los aficionados los de corazón, casuales y curiosos se reunieron en bares, restaurantes y salas residenciales de costa a costa, alentando y ovacionando a su selección. Terminaron desalentados, algunos con lágrimas, por la derrota 2-1 de Estados Unidos ante Ghana en tiempo extra en los octavos de final.
"Estoy orgulloso de nuestro equipo", comentó el estudiante Chris Engel, de 21 años y radicado en Marquette. Engel vió el juego en la taberna Highbury Pub en Milwaukee. "Estoy orgulloso del apoyo que tuvimos aquí. Peleamos hasta el final", señaló.
Engel, quien recientemente ayudó a iniciar una sucursal en Milwaukee del grupo American Outlaws, un club de aficionados de la selección estadounidense, agregó entonces con un suspiro: "cuatro años más".
La escena se repitió en todo el país y en el extranjero, incluso en París, donde aficionados con banderas de Estados Unidos asistieron a una fiesta pública para ver el juego cerca de la Torre Eiffel.
Al Small Bar, en Chicago, asistieron cientos de aficionados vistiendo camisetas de la selección estadounidense y con banderas nacionales en sus hombros. Algunos clientes hicieron fila desde las 6 a.m. para tener un buen lugar.
Alex Boesel, de 28 años y residente de Chicago, dijo que acostumbraba ver las copas mundiales en casa porque no pensaba que otras personas se interesaran tanto por el fútbol; pero señaló que sentía que algo cambió este año.
"La gente está más consciente de que a otras personas les interesa el fútbol", agregó Boesel, un programador de computadores.
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